Vivir en Cantabria

Santander

Vivir en Cantabria es una suerte. Aporta calidad de vida por diferentes y notables razones. En primer lugar, por las distancias. Estar en la montaña esquiando o haciendo una bonita excursión inmerso en plena naturaleza y en tan solo una hora, cambiar totalmente de paisaje, dando un paseo por una interminable playa, con imponentes acantilados ante la inmensidad del mar bravío, con carácter, es un regalo. También para el día a día es una ventaja porque no tienes que contar con los tiempos de espera que suponen los atascos ni con grandes aglomeraciones en las que se pierde tanto tiempo.

Otro de los motivos a los que nos referimos cuando afirmamos que Cantabria es un lugar para disfrutar de calidad de vida es la tranquilidad. Aquí puedes perderte para encontrarte, disfrutar de tus momentos de soledad dando un paseo sin preocupaciones de que te ocurra ningún contratiempo. Los índices de criminalidad son muy bajos, estarás en un sitio seguro para ti y toda tu familia. Se puede salir sin miedo a que suceda nada malo.

No obstante, aunque puedas encontrar lugares para disfrutar la naturaleza en soledad, Cantabria es un lugar con todos los servicios que puedas necesitar, transporte público bien comunicado, colegios, tiendas, farmacias, espacios culturales, centros de salud, buenos hospitales… sin aglomeraciones y preparados para cubrir todas las necesidades que puedas tener.

Es una región situada al norte de España, dividida en 212 municipios organizados en 8 comarcas, con un total de 585.402 personas empadronadas en 2022 según el INE, Instituto Nacional de Estadística. Las principales ciudades son: Santander, Torrelavega, Reinosa, Selaya, Cabezón de la Sal, Castro Urdiales, Laredo y Santoña por tratarse de los lugares que más turismo reciben y que cuentan con una actividad cultural y económica más relevante.

En Santander, las mejores zonas para vivir, suelen relacionarse con las más caras, como pasa en todos los lugares del mundo. En este sentido, la zona del sardinero, por sus playas, el emblemático edificio del Casino, El Campo de Fútbol o Palacio de Exposiciones es muy valorado. Otra de las zonas, el Ayuntamiento, por tratarse del centro de la ciudad  Puertochico, con espléndidas vistas a la bahía o el Paseo Pereda,  suelen ser los barrios más valorados. Aunque por tradición sean estas las principales zonas, es cierto que puedes encontrar verdaderos paraísos en otras porque en Santander todavía queda terreno por construir y algunos de ellos tienen un entorno natural de primera con una distancia corta al centro de la ciudad.

Es un lugar con una gastronomía de primer nivel, los pescados y mariscos tienen que batallar en el mar que comentábamos bravío, lo que les hace tener unas texturas en sus carnes difícilmente alcanzables en otros lugares del mundo ya que además de tener que ejercitarse para sobrevivir disfrutan de plácton, moluscos, crustáceos y otros alimentos que les proporcionan un sabor realmente exquisito.

La carne, los productos lácteos como los quesos también son espectaculares, la mayoría de las ganaderías autóctonas, con vacas, generalmente, tudancas con grandes cuernos, pintas o frixonas, disfrutan de extensos prados que aportan un rico y natural alimento al ganado en un subsuelo que no se ha visto deteriorado por químicos. Por tradición, los campos se han utilizado como pasto para los animales no como terreno para la agricultura.

Los productos gastronómicos típicos por excelencia de la región son las anchoas, bocarte macerado en salazón, pero que no te engañen, si realmente es una buena anchoa no tiene que estar salada. La quesada, que es parecida a un bizcocho pero fino, las mejores provienen de los Valles Pasiegos y los sobaos, receta que según cuenta la tradición se inventó por Eusebia Fernández Martín, ayudante del Dr. Madrazo a petición de este para dar un alimento nutritivo a los pacientes del hospital de la Vega de Pas, estos sí son esponjosos, parecidos al bizcocho (sin ser lo mismo) vienen en tamaño individual y son muy sabrosos. Y como no, el maravilloso cocido montañés, un buen plato de alubias con su “compaño”, chorizo, morcilla, tocino, costilla y carne de guisar. Un espectáculo gastronómico que no puedes dejar de probar.

También muy típico de la región, aunque ya no es comida son las albarcas, calzado de madera que se apoya sobre tres tacones es muy típico de la región, cuando los campesinos salían a labrar sus tierras el suelo tenía mucho barro y les servía para no mancharse el calzado. El tejo, árbol venenoso, es el árbol sagrado cuando una moza pasaba por delante de un mozo y este quería llamar su atención le tiraba unas hojas de ahí la expresión “echar los tejos”. Y otro elemento de tradición de la región son los mitos y leyendas con personajes como el Ojancano, la Ojáncana seres enormes y malvados de un solo ojo que habitan los bosques. Las Anjanas, hadas con diademas de flores que saltan y juegan en los ríos, el Trastolillo, las Brujas, el Arquetu, la Guajona… historias para echar un vistazo si se esta por estas tierras.

Otra de las peculiaridades de Cantabria se encuentra bajo tierra. Tiene un subsuelo inmejorable, cuevas espectaculares para hacer espeleología o, simplemente, descubrir los tesoros naturales. Cantidad de cavidades, muchas de ellas aún sin explorar y, otras, tan reconocidas como las Cuevas de Altamira. Pinturas rupestres de épocas prehistóricas, manos, distintos animales… escenas que nos dan buena cuenta de como vivían hace miles de años los hombres de las cavernas.

Otras cuevas muy especiales son las de El Soplao, son consideradas una de las maravillas de la geología. Fueron descubiertas en 1908 por mineros que buscaban blenda y galena, menas para para la obtención de zinc y plomo respectivamente. Encontraron estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas y excéntricas. Estas últimas son como racimos de uva, creaciones muy numerosas en la cueva pero muy excepcionales, estalactitas que se ramifican como si racimos de uva se tratase por el aire que circula en la cueva haciendo que las gotas se muevan y generen formaciones realmente mágicas.

En cuanto a la temperatura, Cantabria es una comunidad de clima cálido, con una media de 14 grados, más si cabe, los últimos años que propiciado por el calentamiento global han subido las temperaturas. Aunque si es cierto que los lugareños te advertirán que en un solo día podrás experimentar las cuatro estaciones, primavera, verano, otoño e invierno, prepara los distintos atuendos.

El motor económico de Cantabria no es la industria, históricamente, esta comunidad se reservó para lugar de veraneo de reyes. En el Palacio de la Magdalena, en plena Bahía de Santander, veraneaba el rey Alfonso XIII con su familia, durante dieciocho años no era Palma de Mallorca la estancia estival elegida, hecho que propició que la aristocracia española viniera al norte a pasar sus vacaciones y todavía hoy se sigue manteniendo esta costumbre.

Cantabria también tiene tradición es una tierra de origen celta y gracias a la orografía del terreno y al carácter de sus gentes fue conquistada en contadas ocasiones. Este hecho, ha dificultado la comunicación entre valles y aun siendo una región con tradiciones compartidas también guarda cada rincón sus propias particularidades y la salvaguarda de costumbres y cultura milenaria.

Cuna de personajes ilustres como el escritor Francisco de Quevedo o Lope de Vega, el navegante y cartógrafo Juan de la Cosa, Maria Blanchard, maestra de la pintura cubista, Concha Espina, el inventor Leonardo Torres Quevedo, la escritora Concha Espina o más actual el jugador de golf Severiano Ballesteros o la atleta Ruth Beitia.

Cantabria también esta bien conectado a principales ciudades de la península y a la capital. En 4 horas en tren, 4 horas y media en coche puedes estar disfrutando de cualquier actividad en Madrid. Pero ten cuidado que engancha, la libertad que se respira y la naturaleza que te envuelve, engancha y seguro que pronto tendrás que volver.

Nos despedimos con unas recomendaciones para que disfrutes aún más de la vida en Cantabria:

  • Si vienes a Cantabria no llames tierra a la arena de la playa.
  • No llames pescado al pez que te vas a comer.
  • Tráete una rebequita para los atardeceres, refresca.
  • Haz excursiones por toda la región, te sorprenderán los distintos rincones mágicos que puedes encontrar.
  • Si ves una cuesta muy inclinada di “que píndia es esta cuesta”.
  • Si ves un cerdo di “este chon está de buen año”.

Desde Kétier te invitamos a no tener prisa, disfrutar de la tranquilidad y la libertad de vivir en Cantabria. Ponte en contacto con nosotros y te presentaremos las casas más exclusivas ubicadas en un entorno de ensueño.

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